Feliz día de la Madre.

Mamá, siempre voy a pensar que haga lo que haga, nunca va a ser suficiente. Nunca voy a encontrar un regalo lo suficientemente bueno para ti. Ni si quiera creo que vaya a encontrar las palabras adecuadas para felicitarte en este día.
Es cierto que nunca entenderé esos cambios de humor que tienes, cada vez que rompo un plato. Y que eres la que mejor anima en los partidos.
Siempre he pensado que te debo la vida, y en parte es verdad. Te debo más que todo lo que pueda llegar a darte, y aunque me lleves unos cuantos años de ventaja, no puedes negarme que soy mejor que tu en eso de dibujar una sonrisa a la hora de despedirme.
Has sido la mejor madre que se puede tener, la mejor luchadora que ha habido sobre la faz de la tierra, y, la mejor en todos los aspectos de esta que es la vida.
Sé que no siempre me he comportado de la mejor manera, que te he dado tanto disgustos como alegrías, y que bajo cualquier circunstancia has estado esperándome con un buen vaso de leche.
Puede que este crío de una imaginación enorme, haya cambiado su vaso de leche por una coca cola, que ahora juegue entre fogones, y no con plastilina. Pero siempre seré un crío. Aquel que te dibujaba sobre un lienzo en las horas libres, y el que te despertaba a deshoras los domingos.
Nada podrá cambiar esa imagen tuya que tengo, una imagen de una auténtica ganadora. Porque puede que no me hayas dado todo lo que te proponías, pero nunca me falto un abrazado tuyo tras una rabieta.

Sé que es cierto eso de que el amor de una madre hacia su hijo es algo que nada puede superar. Pero siempre me has dejado ganar a cualquier juego de mesa, así que, por favor, déjame volver a ganar a este juego que es tu cariño.
Feliz día de la madre.