9.8.15

requiem


Aquí, entre la historia, las desgracias y los milagros que todos alegan haber sucedido, me he dado cuenta de que tú eras el tiempo.
El antes, el después y el para siempre que regirá mi vida hasta el final de la misma.
He intentado ser adulto, renunciar al sueño de conquistar Europa y olvidarme de las conversaciones que jamás llegamos a tener pero, el planeta no puede sobrevivir sin su sol y tu fuiste la única estrella que consiguió iluminar mi mundo.
Aquí he sentido el frío más intenso estando a cuarenta grados, y desde lo más alto me he preguntado si sería porque ya nada conseguía mantenerme con vida, o si necesitaba un abrazo que me quitase el vértigo. Y ambas resultan ser la misma.
Por eso en esta ciudad, destruida, y apartada más de ocho mil metros del mar, me he desecho de casi todo lo que te mantenía vivo. Con la esperanza de que ser conserve de la mejor forma junto a Pompeya, pero no en mi, Nápoles.
Me rompí por dentro de todas las formas que aún no había sentido cuando dejé atrás las ruinas, el mayor pedazo de ti.
Esto es un requiem, escrito desde lo más lejos que me he sentido de mi mismo. Completamente hundido en el pozo que han sido estos trescientos sesenta y cinco días, perdido, sin un rumbo que tomar porque el norte siempre apuntaba a ti.
Quien iba a decirme que la aceptación dolería más que la perdida.
En lo que queda de eternidad, serás el silencio más doloroso de escuchar, la mejor droga que me haga desconectar, la única inspiración para crear una vida en la que no pierda la cabeza.
Menos mal que coincidí contigo.

20.10.14

Habitación 201

Esta noche me acordé de una de nuestras movidas
En la que tu estabas en el centro comercial, y yo a 600 kilómetros intentando demostrarte cuanto te quería, poniéndote por encima de cualquier otra cosa, haciéndote el jodido centro de mi universo, y tú pensando que eras el centro de todo.
Hasta ahí te quise, o eso me dije
Pero llegaba el frío, y yo te necesitaba,
necesitaba a aquel imbécil que susurraba cosas sin sentido, cuando acababa la peli y nos quedábamos mirando al infinito imaginando ser los protagonistas. "Algún día..." dijiste
El tiempo y el viento se llevaban tanto que las palabras para mi dejaron de tener peso, sentido,
Y para mi persona, sonido
A pesar se todo, me sigo quedando con lo bueno, el dolor lo hago desaparecer, y a la mierda el sentido de la experiencia
A la mierda también aquella maleta llena de planes, a la mierda París, escaparnos a aquel lugar que nunca existió y toda esa basura que antes sentí por ti
Yo quería quererte, necesitarte, hacer de mi vida una completa locura, en la que estuvieras a mi lado.
Quería nuestra vida, llegar cansado del trabajo y decirte había sido un día horrible hasta que había llegado a casa. Quería que nos quisiéramos, que nunca nos faltase amor, quería ser, lo que tu eras para mi
Sigo sintiendo que llevo puesto ese maldito olor a ti, sigo sabiendo que tu también estas despierto, porque hay demasiadas cosas en las que pensar, y nadie a tu lado con quien desahogar.
A veces pienso si nos quisimos en serio. Si hicimos bien en eso de crear un futuro, que me ha acabado aplastando, y arrojando cada cimiento de nuestra casa estilo francés, cada rueda de nuestra autocaravana y tu inocente mirada todos los putos amaneceres que ya no pasaremos juntos. 
Yo te quise a morir, pero uno de nosotros habría que tenido llevar a las nubes al otro, aunque eso supusiera hundirse en si mismo 
Para mi eso es fácil, que ya no se quien eres, ni de donde has venido

Ojicos grandes, quien será el blanco de tus miradas ahora, cuando llegue el invierno y los dos necesitemos a alguien a quien aferrarnos en tan dura fecha. 
Otra vez me voy a quedar a medias, entre saber que habría pasado, y el criar a ese niño en medio de ninguna parte. 
Y eso me come todos los días
¿Quien a a ayudarme ahora a montar su cuna? 
¿Quien va a estar conmigo cuando rompa a llorar la primera vez que le tenga en brazos? 
Duele pasar por el ático donde íbamos a criarle, 
pasar de largo las páginas de viajes, porque ya no tengo con quien soñar una escapada un miércoles cualquiera 
Recorrer calles que iban a ser nuestras, y que ahora están llenas de desconocidos, firmando con besos en las esquinas, que jamás les ocurrirá lo que a nosotros
Hay cientos de cosas que voy a hacer, y tanto me da a doler conseguir, sin nosotros
Fuimos unos críos, unos niños que jamás pensé que crecerían, y mucho menos que llegasen a dejar de quererse.
Dentro de mi sigo esperando que no se rompa ese maldito hilo rojo, ni nuestro cielo, las estrellas ni los candados...


Y claro que te eché de menos, pensaba morirme cada noche que pasaba sin hablar contigo, me sigue faltando ese empujón mañanero que solo tus buenos días podían darme. Me sigue faltando un trozo de corazón, que puedes quedarte.

Todo esto tendría que haber sido una gran carta de despedida, donde te dijera, que jamás llegaré a olvidarte, y que ninguno de los dos, conseguimos quererme.



29.7.14

(AK-)47

Si me fallas una vez, la culpa es tuya, si me fallas dos veces, la culpa es mía. Llevamos 47, y sigo esperando que algún día me demuestres que el amor no entiende de nada, ni siquiera de errores.
Ahora dime,
si me echas de menos, cuando el despertador suena y no hay nadie a tu lado, que te susurre "buenos días, estás precioso esta mañana"
Dime que hay de bueno en disfrutar por encima de, la ansiedad, el dolor y el miedo, de alguien a quien hace dos días le decías, que estarías dispuesto a volcar el mundo, con tal de verle en tu cama por la mañana.
Dime si no te duele recordarnos, con todos esos planes, las locuras, los "joder, no puedo dormir si no estás aquí"
Ese futuro que labramos con nada más que esperanza, con sueños, y que parecíamos tener como única meta, que se ha transformado en espejismo.
Y que tontos hemos sido
Si tu culpa es mía, es tan solo porque pensé que jamás ocurrirías, de esta forma.
Mírame a los ojos y vuelve a decirme que me quieres, dime que no puedes vivir sin mi y que he sido lo mejor que ha llegado a tu vida
Esta vez prometo reírme, que a graciosillo y chistes malos no te gana nadie.
Menudo chiste cada una de tus palabras
Que ingenuo el corazón, y que masoquista
Y a pesar de todo habría renunciado a él, para volver a verte una vez más, y que me hicieras daño.
Dale tus caricias a quien tenga la espalda de esparto, y no note tus garras
Regálale tus largas, a quien tenga amnesia y una vida que desperdiciar
Respira en bocas que no te devuelvan el aliento, ni la sonrisa ni las gracias, que esas son las que te dicen te quiero en alto, y adiós flojito, para que no te enteres de cuando se han ido
Que yo te seguiré esperando (desde el más profundo desprecio), a que regreses con las esperanzas rotas y el corazón en un puño, para decirte "jaque mate", y que en esta vida como sigas pisando así, no vas a dejar ni huella.
Cuando vuelvas, trae también el mío, que en ningún momento le puse tu nombre.
En alguna parte de mí espero que jamás vuelvas a encontrarme, que te quedes con las ganas de saber lo que habría pasado, he intentes buscarlo con las mismas fuerzas con las que te buscaba yo, y tu mientras escondido, con la mentira en tus ojos y los labios cargados de excusas.
Te llevé al Edén, para pudiésemos estar solos, juntos (y con la esperanza de seguir enamorados) sin saber que te escaparías a observar las flores de cualquier otro jardín, en lugar de quedarte en el mío para arreglar el desastre que habías causado.
Pero no te equivoques, que no echo de menos tus golpes, ni tus puñales y jarros de agua fría.
Tranquilo, que tengo un callo en el corazón, que ya no le deja latir por nadie.

9.5.14

A mi mejor amigo

(Antes de comenzar a leer, esto es una interpretación totalmente ficticia sobre lo que tendría que haber pasado, y no pasa, ni pasará. Una interpretación sobre lo que me habría dicho mi mejor amigo, si hubiese tenido uno)

Hace tiempo que te echo de menos, pero eso no es excusa, para no haberte escrito en tanto tiempo. 
Y es que, desde que te fuiste, me he dado cuenta de la razón que tenías cuando decías que la vida era una putada, pero que había que encontrar a la persona que hiciera de esa putada, algo mágico, algo por lo que tirarse a las vías, y al vacío. Me acuerdo de como se te iluminaban los ojos cuando hablabas de amor, y ahora te entiendo. 
Me jode que todo se haya ido a la mierda, que el tiempo pase factura, y ninguno seamos capaces de pagarla para volver a como estaba todo antes. Con un millón de preocupaciones menos, y contigo. 
No sabes cuanto me cuesta escribirte esto, compañero, decirte que si, joder, que te quiero, y que aunque me cueste reconocerlo, habría sido yo el que hubiese llamado a tu puerta un viernes a las tres, para llevarte de fiesta, y olvidar. Que si, que no costaba tanto haber dejado de lado mi orgullo, pero espero que lo entiendas, o al menos, que sepas perdonarme. 
Por mi parte, espero que todo vaya bien por ahí, que te hayan robado el corazón y pases el resto de tu vida intentando recuperarlo, en el buen sentido. Ojalá te cojan la mano en cada avenida, y te besen y te griten te quiero, porque se han quedado sin ideas de como demostrarte lo que sienten. 
Espero y deseo, que lo hayas encontrado, eso que tanto buscabas, repetías, y me describías cada jueves en nuestro máximo efecto de la otra amiga, María. 
Ojalá te sepan cuidar, y te cuides, ojalá haya amor, y no amores. Ojalá no tengas que volver a rescatarme a mi, esta vez. Porque sin ti esto se ha quedado vacío, y lleno de mierda. Y cuando recibas esto, yo también me habré ido, pero no intentes buscarme, porque no quiero volver a verte si no vas a quedarte. Y odio decirte esto, porque jamás pensé que estas fueran a ser mis últimas palabras hacia ti, y hacia todo lo que llegamos a ser en algún momento. 
Disfruta de la vida, y no dejes que la vuelvan a transformar en esa putada que tantísimo te ha costado cambiar. Se feliz, y no te preocupes por mi. Te tuve como maestro en eso de encontrar la felicidad, y no me cabe duda de que lo haré. 


Pd; Si todo fracasa, si vuelves. No me busques, sólo cierra los ojos, y llámame, cuando los abras, te prometo que estaré ahí. 
Hasta siempre, canijo

5.5.14

Carta a los reyes magos

Esta vez no os lo voy a poner fácil, aunque debería serlo. 
Esta año quiero una mano que abrace la mía cuando tenga frío por la calle, y que la asfixie en verano, porque no puede soltarme. 
Quiero un beso en cada semáforo, y un susurro que se queda en nada, como intentando decir que si mi, se tiraría a la calzada. 
Quiero ser por un instante el tren que solo pasa una vez en la vida, y no el que va detrás de uno. 
Un abrazo aunque no lo necesite, las ganas infinitas de que me desnude, y el no poder aguantarlas, para quitarme la ropa a arañazos y besos en el cuello. Unos buenos días, cada mañana y desde muy cerca, de los que cuesta decir, por pena a romper el silencio tan bonito que hay entre ambos. 
Quiero que me quieran, quererme. Quiero amor en cada segundo, una carcajada cuando el mundo se me derrumbe, un "te ves increíble" cuando luzca mis peores pintas, y un mordisco en los labios de vez en cuando. 
Sería genial si también pudieseis traerme un poco de suerte, y que sirva para todo. Algo de fuerza de voluntad, y probar el éxito aunque sólo sea una vez. 
Mentiras, aunque las justas, tan sólo para hacerme sentir mejor. 
Y si cumplís todo esto, prometo no escribíos nunca más, porque habréis llenado mi vida de todo lo que necesito, y estoy seguro de que con eso podré vivir, al menos, hasta que se agote.  

Sobre el pasado

Antes salías a la calle, y lo primero que veías era a parejas o grupos de gente hablando entre ellos. Las personas que iban solas, como mucho llevaban un mp3 a pilas en la mano, y una pequeña parte de la banda sonora de su vida en ellos. 
Ahora, todo a cambiado, y para que vamos a engañarnos, a peor. 
Difícilmente puedes ver a dos enamorados de la mano, porque ambos se hayan evadidos del mundo, en sus móviles, enterándose de cosas inútiles que no tienen absolutamente ninguna repercusión en sus vidas. Y hay algo que ya decía mi abuela allá por el 2011, "deja de usar ese teléfono antes de que el te use a ti". Razón no le faltaba. 
Me gustaría que todo volviera a ser como antes, como ha sido siempre, y ahora las nuevas tecnologías lo han jodido. Me gustaría ver otra vez a parejas de la mano, a gente sin tecnología ocupando espacio en sus bolsillos y mentes. Me gustaría que la gente empezase de nuevo a intentar conseguir la sonrisa tonta de alguien enamorado y no retweets. Pero a estas alturas es más fácil que el gran genio Einstein vuelva a la vida para darnos una paliza a todos, que que dejemos de usar la inútil tecnología para relacionarnos por nosotros mismos.
Ya se que todo esto no ha hecho sólo daño a las personas que solíamos ser antes, claro que hay cosas buenas. Yo mismo conocí el amor por una red social, y hasta ahí, dejemos de contar. Porque joder, se están perdiendo las buenas costumbres, ya nadie esta impaciente por contar lo que un libro le ha hecho pensar, si no lo mal que le ha hecho sentir alguien que no conoce por un comentario en una red social inútil. 
Nos estamos perdiendo, tenemos que levantar la cabeza de la pantalla y mirar al cielo, y ver que la luna esta creciente, y que es una mentirosa, porque cuando tiene forma de C, esta decreciente, y cuando tiene forma de D esta creciente. Tenemos que guardar el puto móvil y no el rencor, sacar la mano de las teclas y acariciarnos. Besarnos, observar que gracias a la contaminación de los coches, cuando llueve en los charcos se formas paletas de color. 
Dejémonos de gigas, de seguidores, de pantallas retina o superamolled, que la mejor fotografía será la que captemos con nuestros ojos, y nada tendrá nunca mejor calidad que estos. 
Vamos a hacer las cosas, y no a publicarlas, vamos a vivir, sin pantallas y sin preocuparnos de la batería. 
Se están perdiendo momentos, ideas y personas por algo que creemos, que nos hace felices. 
Yo os dejo con esta pregunta de la que no espero ninguna respuesta. ¿Realmente os hace feliz algo que sin electricidad os destruye? 

4.5.14

Madre

Hoy, excepto para aquellas que sean (súper) madres, es un día cualquiera
Hoy alguien cogerá su coche por primera vez, hoy alguna se enterara de que en nueve meses será mamá, y hoy otros muchos le darán la bienvenida a alguien, ya sea hijo, o la persona que les ayudará a criarlo. Pero no vengo a hablar de eso. 
En cierto modo, no puedo no sentirme culpable por no estar al lado de mi progenitora tal día como lo es hoy. Pero esto no es una disculpa, si no un agradecimiento, a ella, y a todas, pero especialmente a ella. 
Porque hay que tener mucha, pero que mucha fuerza para llevar adelante a alguien como yo, sola. Hay que haber sido muy, pero que muy fuerte, para que tras dieciocho años, y muchos de ellos de meteduras de pata y malas decisiones, siga intentando llevarme por no el buen, si no el mejor camino. 
Y como diría ella, "hasta que no seas padre no sabrás lo que se siente y se hace por un hijo" y supongo que es por eso por lo que me sorprende tanto su fuerza de voluntad hacia mi. 
Y es que ella, si me lo permitís, ha sido madre, amiga, el arbusto del barranco al que agarrarse cuando vas a caer, y la mejor profesora particular que haya visto cualquier academia. Profesora de lengua y de la vida. La mejor madre del mundo, aunque sólo lo sea para mi. 
Mi madre, no ha luchado. Ha levantado cielo y tierra por mi. Y ha sido todo lo que humanamente se puede ser en vida. 
Por eso, no gracias, si no todo. Y como diría ella, hoy es el primer día del resto del resto de tu vida. Y si joder, porque va a serlo hoy, y mañana, y pasado, y el día que me levante y tenga 32 años y cien facturas que pagar, lo seguirá siendo. Porque así me lo enseño ella. No a saber levantarse si no a no (hacerse) caer (a uno mismo) 
Sin ella no estaría aquí, o puede que si, y en un lugar totalmente distinto. Y aún así, si la hubiese conocido pensaría lo que pienso ahora. 
Como le digo a mi mejor amiga, ya que ningún capullo te regala flores, te las regalo yo. Pero tanto a ella como a mi, se que este texto le parecerá mejor que cualquier rosa, regalo, colgante y diamante. Y mi diamante es ella. 
Ella es mi madre, y feliz día de esta. 
Estoy seguro de que esté donde este, refiriéndome geográficamente y en la línea temporal, ella estará orgullosa de mi, tanto como yo lo estoy de ella. 
Así que rectifico la respuesta a la pregunta que cada año nos preguntaban en primaria, yo no quiero ser astronauta, ni detective, no quiero ser actor ni presidente de los Estados Unidos, yo quiero ser como mi madre. 

13.2.14

Zaragoza

Aún recuerdo las últimas palabras que me dijo mi madre "Sobretodo cuídate, por favor, te quiero"
También recuerdo el último consejo que me dio mi mejor amiga, pero eso es algo que no pienso desvelar. 
Y la cara de mi hermana de distinta madre cuando tuvo que despedirse, sin saber muy bien cuando volvería a verme. 
Quiero que sepáis, que os echo de menos.
Y mi abuela, cuanto añoro sus "cógete un paraguas por si acaso" y su manía con cuidar mi garganta aún estando a cuarenta grados. 
Espero que las calles zaragozanas no borren aquellas marcas que solía dejar cuando llegaba a casa borracho y melancólico queriendo estar donde estoy ahora mismo. Espero que cuando vuelva siga ahí la ilusión de cada viernes a las siete esperándome en paraninfo. Que las paredes del Caracol se acuerden de como nos cobijaban a mi hermana y a mi en noviembre y su terrible cierzo. 
Ojalá el cine Palafox siga teniendo ese ambienté antiguo y que sus butacas sigan contando historias y grabando cientos de ellas en la oscuridad de las salas 
Que la chica alegre de la cafetería escondida en una boca calle de la calle Alfonso siga sonriendo cada vez que pone un café, y que al verme otra vez vuelva a decirme "lo de siempre?" Mientras confiada ya me lo esta sirviendo
Te echo de menos Zaragoza, y a tus leones, a tu Rivera e incluso insoportable guardia que nos despachaba siempre de mi azotea. 
Pero que voy a decir, si ahora cada mañana tengo la sonrisa puesta cinco minutos antes de despertarme, que ahora me arropan los brazos por los que me derrito, y el maldito cierzo ya no hace de las suyas enrredándome endiabladamente el pelo. 
Os echo de menos, prometo hacerlo cada día, y prometo volver. 
Para volverme a perder como el primer día por el casco antiguo un cálido viernes de agosto, para quedarme dormido en el sofá con mi madre un jueves mientras vemos una película aburridísima, y llevar a casa de mi abuela otra vez esa sonrisa que alegran a unos ojos todavía brillantes. No sabéis como brillan cuando me ven aparecer por la puerta.
Echarme de menos, pero jamás de mi Zaragoza. Siempre será mía.